F.NIEVA
TEATRO (REÓPERAS)"PELO DE TORMENTA"
La acción se sitúa en Madrid, donde un ciego, que hace las veces de presentador – a la manera de los ciegos de los romances populares- expone al público la situación: un monstruo, llamado el Mal Rodrigo y que habita en un pozo, debe recibir semanalmente una hembra para satisfacer su voracidad sexual y evitar con ello que destruya la ciudad. El poder del Mal Rodrigo se apoya en la capacidad insondable de su sugestión y en la fuerza primaria del sexo. Una de las manifestaciones de este poder es el dominio del fuego y, como tal, el Mal Rodrigo, posee la energía para crearlo y utilizarlo sobre los demás.
Una procesión popular dirigida por el Alcalde Oficiante lleva al sacrificio a Ceferina, maja que acepta gustosa el "sacrificio" pero que es rechazada por el Mal Rodrigo quien prefiere a la Duquesa. Las fuerzas represoras, representadas por los estamentos religiosos se oponen a la entrega de la Duquesa. La Abadesa del convento recoge a la Duquesa y la encierra en el convento. El Mal Rodrigo llena, desde el pozo, el escenario de excrecencias.
En el convento, la Duquesa se lamenta porque no puede resistir la tentación de acudir a la cita con el Mal Rodrigo. El poder de la tentación se esparce por toda la obra simbolizado por los ruidos y luces con que el Mal Rodrigo inunda el escenario. La Abadesa la consuela y pone como ejemplo de castidad a Sor Juana de la Coz, una monja boba.
Pero el Sacristán Raboso, verdadero trasunto de lo diabólico y la tentación, -presentado, además, como un ser entre hombre y mujer y entre ser humano y animal- indica al Mal Rodrigo la situación de la Duquesa. Llega un Obispo para impedir la entrega de la Duquesa. En una escena dantesca, el Mal Rodrigo inunda la escena con ruidos y luces, las monjas rezan un aleluya, la Duquesa grita su deseo y el obispo muere de pie y asciende a los cielos.
La Abadesa, montada a caballo sobre el Sacristán y lanza en ristre, encierra a la Duquesa en una celda con Sor Juana de la Coz. El Sacristán y Ceferina la liberan, pero lo descubre la Abadesa, y las monjas y todas las mujeres se apiñan en torno a una cuerda que se hunde en el pozo desde donde se inician los tirones que pretenden atraerlas.
El pueblo en coro asiste al espectáculo de la Duquesa y Ceferina que desean ser tragadas frente a las monjas que luchan por impedirlo. Un último tirón arrastra a la Duquesa, Ceferina y la Abadesa al fondo del pozo. Entre fumarolas salen del pozo la Duquesa y Ceferina quienes afirman compungidas que el Mal Rodrigo ha desaparecido. La Abadesa aparece por la puerta del convento y el ciego anuncia con pena la hora de aburrirse.
Pelo de tormenta es una obra que se introduce en las profundas raíces de lo mítico transcendiendo la coordenada espacial en que Nieva sitúa la obra para alcanzar la defensa de la libertad del hombre. A pesar de que la acción transcurre en Madrid y muchos de los personajes se entroncan con la tradición literaria española, irracional y esperpéntica, el sentido mítico que la impregna supera estas circunstancias concretas para elevar el conflicto por encima de ellas, aunque, lógicamente, sin perder nunca de vista los orígenes de los que parte.